viernes, 11 de octubre de 2013

Cultura Indigena

Cultura Indigena


Indígena es un término que, en un sentido amplio, se aplica a todo aquello que es relativo a una población originaria del territorio que habita,1 cuyo establecimiento en el mismo precede al de otros pueblos o cuya presencia es lo suficientemente prolongada y estable como para tenerla por oriunda (es decir, originario de un lugar).2 Con el mismo sentido se utiliza, con mayor frecuencia, el término equivalente nativo, presente en expresiones como "idioma nativo". También es habitual utilizar términos como pueblos originarios, naciones nativas o aborígenes.3
En sentido estricto y más habitualmente, se aplica la denominación indígenas a las etnias que preservan las culturas tradicionales. Con este alcance, se denomina indígenas a los grupos humanos que presentan características tales como:
pertenecer a tradiciones organizativas anteriores a la aparición del estado moderno,
pertenecer a culturas que sobrevivieron la expansión planetaria de la civilización occidental.
Hay que hacer notar que este tipo de clasificación es para separar a los pueblos que no tienen ascendencia europea.[cita requerida] Sin embargo; los lapones ponen en entredicho el concepto de lo indígena para el continente europeo por ser un pueblo que tiene las mismas características tribales de otros pueblos primitivos del mundo.
Los indígenas frecuentemente constituyen una minoría (aunque en algunos casos son mayoría), dentro de estados nacionales de corte europeo, organizados según pautas culturales, religiosas, políticas, económicas, raciales, etc., propias de un entorno mayoritariamente europeizado. De este modo, en el sentido más restringido y utilizado del término, «lo indígena» hace referencia a un remanente pre-europeo que representa en sí mismo una antítesis de la cultura europea.
Siguiendo este uso, no es infrecuente hablar de pueblos indígenas en distintas partes del mundo. Por ejemplo, suele considerarse que los maoríes son un pueblo indígena de Nueva Zelanda. También puede hablarse de indígenas en Borneo, en África y en otros lugares.
Sin embargo, las poblaciones nativas de Australia, aun siendo también indígenas, se conocen bajo la denominación distintiva de aborígenes.
Otros pueblos que mantienen fuertes pautas culturales previas a la expansión mundial europea, como los chinos, hindúes, japoneses, persas, árabes, judíos, egipcios, etc. no suelen incluirse en el término «indígena» en sentido estricto.
Con un sentido más restringido aún, se aplica usualmente el término «indígena» a los indígenas americanos, también llamados «amerindios», «indios», «nativos americanos», «pueblos originarios» o «primeras naciones».4
Los pueblos indígenas se han organizado en movimientos y asociaciones con el objetivo de defender y promover los derechos de los indígenas en el mundo.

Cultura y civilizacion

Cultura y civilización



También es en el contexto de la Ilustración cuando surge otra de las clásicas oposiciones en que se involucra a la cultura, esta vez, como sinónimo de la civilización. Esta palabra aparece por primera vez en la lengua francesa del siglo XVIII, y con ella se significaba la refinación de las costumbres. Civilización es un término relacionado con la idea de progreso. Según esto, la civilización es un estado de la Humanidad en el cual la ignorancia ha sido abatida y las costumbres y relaciones sociales se hallan en su más elevada expresión. La civilización no es un proceso terminado, es constante, e implica el perfeccionamiento progresivo de las leyes, las formas de gobierno, el conocimiento. Como la cultura, también es un proceso universal que incluye a todos los pueblos, incluso a los más atrasados en la línea de la evolución social. Desde luego, los parámetros con los que se medía si una sociedad era más civilizada o más salvaje eran los de su propia sociedad. En los albores del siglo XIX, ambos términos, cultura y civilización eran empleados casi de modo indistinto, sobre todo en francés e inglés (Thompson, 2002: 186).


Johann Gottfried Herder. Según él, la cultura podía entenderse como la realización del genio nacional (Volksgeist).
Es necesario señalar que no todos los intelectuales franceses emplearon el término. Rousseau y Voltaire se mostraron reticentes a esta concepción progresista de la historia. Intentaron proponer una versión más relativista de la historia, aunque sin éxito, pues la corriente dominante era la de los progresistas. No fue en Francia, sino en Alemania donde las posturas relativistas ganaron mayor prestigio. El término Kultur en sentido figurado aparece en Alemania hacia el siglo XVII -aproximadamente con la misma connotación que en francés. Para el siglo XVIII goza de gran prestigio entre los pensadores burgueses alemanes. Esto se debió a que fue empleado para denostar a los aristócratas, a los que acusaban de tratar de imitar las maneras "civilizadas" de la corte francesa. Por ejemplo, Immanuel Kant apuntaba que "nos cultivamos por medio del arte y de la ciencia, nos civilizamos [al adquirir] buenos modales y refinamientos sociales" (Thompson, 2002: 187). Por lo tanto, en Alemania el término civilización fue equiparado con los valores cortesanos, calificados de superficiales y pretenciosos. En sentido contrario, la cultura se identificó con los valores profundos y originales de la burguesía (Cuche, 1999:13).
En el proceso de crítica social, el acento en la dicotomía cultura/civilización se traslada de las diferencias entre estratos sociales a las diferencias nacionales. Mientras Francia era el escenario de una de las revoluciones burguesas más importantes de la historia, Alemania estaba fragmentada en múltiples Estados. Por ello, una de las tareas que se habían propuesto los pensadores alemanes era la unificación política. La unidad nacional pasaba también por la reivindicación de las especificidades nacionales, que el universalismo de los pensadores franceses pretendía borrar en nombre de la civilización. Ya en 1774, Johann Gottfried Herder proclamaba que el genio de cada pueblo (Volksgeist) se inclinaba siempre por la diversidad cultural, la riqueza humana y en contra del universalismo. Por ello, el orgullo nacional radicaba en la cultura, a través de la que cada pueblo debía cumplir un destino específico. La cultura, como la entendía Herder, era la expresión de la humanidad diversa, y no excluía la posibilidad de comunicación entre los pueblos.
Durante el siglo XIX, en Alemania el término cultura evoluciona bajo la influencia del nacionalismo.4 Mientras tanto, en Francia, el concepto se amplió para incluir no sólo el desarrollo intelectual del individuo, sino el de la humanidad en su conjunto. De aquí, el sentido francés de la palabra presenta una continuidad con el de civilización: no obstante la influencia alemana, persiste la idea de que más allá de las diferencias entre "cultura alemana" y "cultura francesa" (por poner un ejemplo), hay algo que las unifica a todas: la cultura humana.

Concepcion clásica de la cultura

Concepción clásica de la cultura

En sus primeras acepciones, cultura designaba el cultivo de los campos.
El término cultura proviene del latín cultus que a su vez deriva de la voz colere que significa cuidado del campo o del ganado. Hacia el siglo XIII, el término se empleaba para designar una parcela cultivada, y tres siglos más tarde había cambiado su sentido como estado de una cosa, al de la acción: el cultivo de la tierra o el cuidado del ganado (Cuche, 1999: 10), aproximadamente en el sentido en que se emplea en el español de nuestros días en vocablos como agricultura, apicultura, piscicultura y otros. Por la mitad del siglo XVI, el término adquiere una connotación metafórica, como el cultivo de cualquier facultad. De cualquier manera, la acepción figurativa de cultura no se extenderá hasta el siglo XVII, cuando también aparece en ciertos textos académicos.
El Siglo de las Luces (siglo XVIII) es la época en que el sentido figurado del término como "cultivo del espíritu" se impone en amplios campos académicos. Por ejemplo, el Dictionnaire de l'Académie Française de 1718. Y aunque la Enciclopedia lo incluye sólo en su sentido restringido de cultivo de tierras, no desconoce el sentido figurado, que aparece en los artículos dedicados a la literatura, la pintura, la filosofía y las ciencias. Al paso del tiempo, como cultura se entenderá la formación de la mente. Es decir, se convierte nuevamente en una palabra que designa un estado, aunque en esta ocasión es el estado de la mente humana, y no el estado de las parcelas.


Voltaire, uno de los pocos pensadores franceses del siglo XVIII que se mostraban partidarios de una concepción relativista de la historia humana.
La clásica oposición entre cultura y naturaleza también tiene sus raíces en esta época. En 1798, el Dictionnaire incluye una acepción de cultura en que se estigmatiza el "espíritu natural". Para muchos de los pensadores de la época, como Jean Jacques Rousseau, la cultura es un fenómeno distintivo de los seres humanos, que los coloca en una posición diferente a la del resto de animales. La cultura es el conjunto de los conocimientos y saberes acumulados por la humanidad a lo largo de sus milenios de historia. En tanto una característica universal, el vocablo se emplea en número singular, puesto que se encuentra en todas las sociedades sin distinción de etnias, ubicación geográfica o momento histórico.

Cultura en los Tiempos.


Cultura

Es un término que tiene muchos significados interrelacionados. Por ejemplo, en 1952, Alfred Kroeber y Clyde Kluckhohn compilaron una lista de 164 definiciones de "cultura" en Cultura: Una reseña crítica de conceptos y definiciones. En el uso cotidiano, la palabra "cultura" se emplea para dos conceptos diferentes:
Excelencia en el gusto por las bellas artes y las humanidades, también conocida como alta cultura. Los conjuntos de saberes, creencias y pautas de conducta de un grupo social, incluyendo los medios materiales (tecnologías) que usan sus miembros para comunicarse entre sí y resolver sus necesidades de todo tipo.
Cuando el concepto surgió en Europa, entre los siglo XVIII y XIX, se refería a un proceso de cultivación o mejora, como en la agricultura u horticultura. En el siglo XIX, pasó primero a referirse al mejoramiento o refinamiento de lo individual, especialmente a través de la educación, y luego al logro de las aspiraciones o ideales nacionales. A mediados del siglo XIX, algunos científicos utilizaron el término "cultura" para referirse a la capacidad humana universal. Para el antipositivista y sociólogo alemán Georg Simmel, la cultura se refería a "la cultivación de los individuos a través de la injerencia de formas externas que han sido objetificadas en el transcurso de la historia".
En el siglo XX, la "cultura" surgió como un concepto central de la antropología, abarcando todos los fenómenos humanos que no son el total resultado de la genética. Específicamente, el término "cultura" en la antropología americana tiene dos significados: (1) la evolucionada capacidad humana de clasificar y representar las experiencias con símbolos y actuar de forma imaginativa y creativa; y  las distintas maneras en que la gente vive en diferentes partes del mundo, clasificando y representando sus experiencias y actuando creativamente. Después de la Segunda Guerra Mundial, el término se volvió importante, aunque con diferentes significados, en otras disciplinas como estudios culturales, psicología organizacional, sociología de la cultura y estudios gerenciales.
Algunos etólogos han hablado de "cultura" para referirse a costumbres, actividades o comportamientos transmitidas de una generación a otra en grupos de animales por imitación consciente de dichos comportamientos. 

El periodo Renacimiento



Renacimiento es el nombre dado a un amplio movimiento cultural que se produjo en Europa Occidental en los siglos XV y XVI. Sus principales exponentes se hallan en el campo de las artes, aunque también se produjo una renovación en las ciencias, tanto naturales como humanas. Italia fue el lugar de nacimiento y desarrollo de este movimiento.


El Renacimiento fue fruto de la difusión de las ideas del humanismo, que determinaron una nueva concepción del hombre y del mundo. El nombre «renacimiento» se utilizó porque este movimiento retomaba ciertos elementos de la cultura clásica. El término se aplicó originariamente como una vuelta a los valores de la cultura grecolatina y a la contemplación libre de la naturaleza tras siglos de predominio de un tipo de mentalidad más rígida y dogmática establecida en la Europa de la Edad Media. Esta nueva etapa planteó una nueva forma de ver el mundo y al ser humano, con nuevos enfoques en los campos de las artes, la política y las ciencias, sustituyendo el teocentrismo medieval por cierto antropocentrismo.
En este sentido, el historiador y artista Giorgio Vasari (1511-1574) formuló una idea determinante: el nuevo nacimiento del arte antiguo (Rinascitá), que presuponía una marcada conciencia histórica individual, fenómeno completamente nuevo en la actitud espiritual del artista. De hecho, el Renacimiento rompió, conscientemente, con la tradición artística medieval, a la que calificó como un estilo de bárbaros, que más tarde recibirá el calificativo de Gótico. Sin embargo, los cambios tanto estéticos como en cuanto a la mentalidad fueron lentos y graduales.
Desde una perspectiva de la evolución artística general de Europa, el Renacimiento significó una «ruptura» con la unidad estilística que hasta ese momento había sido «supranacional». Sobre el significado del concepto de Renacimiento y sobre su cronología se ha discutido mucho; generalmente, con el término «humanismo» se indica el proceso innovador, inspirado en la Antigüedad clásica y en la consolidación de la importancia del hombre en la organización de las realidades histórica y natural que se aplicó en los siglos XV y XVI.
El Renacimiento no fue un fenómeno unitario desde los puntos de vista cronológico y geográfico. Su ámbito se limitó a la cultura europea y a los territorios americanos recién descubiertos, a los que las novedades renacentistas llegaron tardíamente. Su desarrollo coincidió con el inicio de la Edad Moderna, marcada por la consolidación de los Estados europeos, los viajes transoceánicos que pusieron en contacto a Europa y América, la descomposición del feudalismo, el ascenso de la burguesía y la afirmación del capitalismo. Sin embargo, muchos de estos fenómenos rebasan por su magnitud y mayor extensión en el tiempo el ámbito renacentista.

El periodo Gótico




Es la denominación historiográfica del estilo artístico que se desarrolló en Europa occidental durante los últimos siglos de la Edad Media, desde mediados del siglo XII hasta la implantación del Renacimiento (siglo XV para Italia), y bien entrado el siglo XVI en los lugares donde el Gótico pervivió más tiempo. Se trata de un amplio período artístico, que surge en el norte de Francia y se expande por todo Occidente. Según los países y las regiones se desarrolla en momentos cronológicos diversos, ofreciendo en su amplio desarrollo diferenciaciones profundas: más puro en Francia (siendo bien distinto el de París y el de Provenza), más horizontal y cercano a la tradición clásica en Italia (aunque al norte se acoge uno de los ejemplos más paradigmáticos, como la catedral de Milán), con peculiaridades locales en Flandes, Alemania, Inglaterra y España.
El arte gótico propiamente dicho coincide en el tiempo con la plenitud y la crisis de la Edad Media. Se suele indicar que frente al arte románico (que refleja una sociedad ruralizada de guerreros y campesinos), el gótico coincide con el máximo desarrollo de la cultura urbana donde aparece la burguesía, las universidades y el florecimiento de las órdenes religiosas (monásticas como el Cister y mendicantes como franciscanos y dominicos), así como la acentuación de los conflictos y la disidencia (revueltas populares, herejías, desarrollo y crisis de la escolástica, Cisma de Occidente) y finalmente los pavorosos espectáculos de la Peste Negra y la Guerra de los Cien Años en un mundo tan cambiante que sólo puede entenderse en términos de una mutación fundamental (para la historio grafía materialista, la transición del feudalismo al capitalismo).

El Periodo Románico

La caída del Imperio romano de occidente y la consiguiente invasión de los pueblos bárbaros, no supuso ni mucho menos una ruptura drástica entre ambas etapas. Los pueblos germánicos se precipitaron sobre las ruinas de la vieja Roma, como herederos de sus instituciones y su cultura, y en realidad como continuadores de una situación social y económica que venía arrastrándose desde la crisis del S. III.
Por ello cuando se habla de la Alta Edad Media, y de la Época de las invasiones, hay que insistir en que muchos de los elementos que caracterizaban el Bajo Imperio siguen presentes. En el ámbito artístico también. No obstante hay dos fenómenos que son los que introducen las diferencias que permiten distinguir ambos periodos: por una parte la propia aportación de los pueblos germánicos, y por otra el peso incuestionable que tiene en todos los ámbitos y también en el cultural y artístico, la Iglesia.
La invasión de los pueblos bárbaros supone en primer lugar un proceso de regionalización, que va a disgregar en numerosos entornos las creaciones de cada pueblo: así, francos y merovingios en las Galias; visigodos y suevos en la Península Ibérica; ostrógodos en Italia; anglos y sajones en Gran Bretaña; vándalos en el norte de África; burgundios, sajones, bretones, frisones, etc. Por otra parte, aunque herederos de las tradiciones constructivas y artísticas romanas, los pueblos germánicos traducen los modelos romanos con sus técnicas a veces deficientes, y los interpretan siempre con influencias autóctonas y con una inevitable tentación por la simplificación y la esquematización, consecuencia también de su precariedad económica y su necesaria economía de medios.
Por encima no obstante, de esta atomización del arte de la época, que de hecho dará lugar a diferentes expresiones artísticas en cada nueva nacionalidad, está el poder de la Iglesia, amalgamando en un sentido unitario todos estos artes. Es precisamente el sentimiento religioso el que otorga un sentido homogéneo a todo el arte medieval, si bien ahora habría que añadir el protagonismo que adquiere esta Institución en el plano cultural. La iglesia impone una política cultural y artística, la Iglesia asume el papel formativo y divulgativo en la sociedad, y es la Iglesia la que asume el liderazgo en el mecenazgo artístico, al ser un poder real que económicamente podía permitírselo y al encontrar en el arte un inmejorable elemento propagandístico.
Con posterioridad, la Historia de Europa contará con diversos intentos de unificación territorial y política, que en muchas ocasiones pretendían con nostalgia recuperar la grandeza del imperio romano. Entre los más significados, el intento de Carlomagno, que en el tránsito de los siglos VIII al IX consigue unificar en el Imperio carolingio buena parte de los actuales territorios de Francia, Alemania y norte de Italia. Pero en apenas dos generaciones el Imperio carolingio se habrá desmembrado.
Un segundo intento unificador se produce con la dinastía alemana de los Otones que unifican bajo su autoridad toda Europa central en el S. X, dando lugar al Sacro Imperio Romano Germánico.
En España, la presencia musulmana desde el S. VIII y el consiguiente proceso de reconquista dará lugar a la formación de reinos cristianos en el norte peninsular, el primero de los cuales es el reino de Asturias, que en ocasiones cuenta con presencia de población procedente de Al Andalus, llamada mozárabe, porque habían permanecido fieles a su religión cristiana mientras estuvieron en territorio musulmán. En Asturias precisamente se desarrolla en esas fechas una de las muestras más brillantes de expresión artística: el Románico asturiano.

El periodo Barroco 

 Fue un período de la historia en la cultura occidental originado por una nueva forma de concebir las artes visuales (el «estilo barroco») y que, partiendo desde diferentes contextos histórico-culturales, produjo obras en numerosos campos artísticos: literatura, arquitectura, escultura,pintura, música, ópera, danza, teatro, etc. Se manifestó principalmente en la Europa occidental, aunque debido al colonialismo también se dio en numerosas colonias de las potencias europeas, principalmente en Latinoamérica. Cronológicamente, abarcó todo el siglo XVII y principios del XVIII, con mayor o menor prolongación en el tiempo dependiendo de cada país. Se suele situar entre el Manierismo y el Rococó, en una época caracterizada por fuertes disputas religiosas entre países católicos y protestantes, así como marcadas diferencias políticas entre los Estadosabsolutistas y los parlamentarios, donde una incipiente burguesía empezaba a poner los cimientos del capitalismo.
Como estilo artístico, el Barroco surgió a principios del siglo XVII (según otros autores a finales del XVI) en Italia —período también conocido en este país como Seicento—, desde donde se extendió hacia la mayor parte de Europa. Durante mucho tiempo (siglos XVIII y XIX) el término «barroco» tuvo un sentido peyorativo, con el significado de recargado, engañoso, caprichoso, hasta que fue posteriormente revalorizado a finales del siglo XIX porJacob Burckhardt y, en el XX, por Benedetto Croce y Eugeni d'Ors. Algunos historiadores dividen el Barroco en tres períodos: «primitivo» (1580-1630), «maduro» o «pleno» (1630-1680) y «tardío» (1680-1750).
Aunque se suele entender como un período artístico específico, estéticamente el término «barroco» también indica cualquier estilo artístico contrapuesto al clasicismo, concepto introducido por Heinrich Wölfflin en 1915. Así pues, el término «barroco» se puede emplear tanto comosustantivo como adjetivo. Según este planteamiento, cualquier estilo artístico atraviesa por tres fases: arcaica, clásica y barroca. Ejemplos de fases barrocas serían el arte helenístico, el arte gótico, el romanticismo o el modernismo.
El arte se volvió más refinado y ornamentado, con pervivencia de un cierto racionalismo clasicista pero adoptando formas más dinámicas y efectistas y un gusto por lo sorprendente y anecdótico, por las ilusiones ópticas y los golpes de efecto. Se observa una preponderancia de la representaciónrealista: en una época de penuria económica, el hombre se enfrenta de forma más cruda a la realidad. Por otro lado, a menudo esta cruda realidad se somete a la mentalidad de una época turbada y desengañada, lo que se manifiesta en una cierta distorsión de las formas, en efectos forzados y violentos, fuertes contrastes de luces y sombras y cierta tendencia al desequilibrio y la exageración.

El Periodo Clásico

El Periodo Clásico de la civilización mesoamericana está marcado por la consolidación del proceso urbanístico que se venía gestando desde el Preclásico Tardío y luego el posclásico, lo cual ocurre hacia el siglo III d.C. Durante la primera parte de esta época, Mesoamérica será dominada por Teotihuacan. A partir del siglo VII d.C., esta ciudad comenzará un largo proceso de decadencia que permitirá el florecimiento de las culturas maya, zapoteca y de los llamados centros regionales del Epiclásico.

Los inicios del Periodo Clásico (Teocrático) pueden fijarse alrededor del año 300 d.C y su conclusión hacia el 900 d. C. Sin embargo, la cronología varía en cada área cultural. Los antecedentes de este periodo se hallan en la última fase del Período Preclásico, a partir del año 400 d. C., cuando gracias a un incremento en la eficiencia de las técnicas agrícolas, ocurrió una transformación en las sociedades de la época (crecimiento demográfico, mayor división del trabajo y especialización, y el incremento del intercambio comercial). Los cambios tecnológicos que hicieron posible esta transformación fueron condicionados por factores específicos de cada región mesoamericana. Una actividad importante para los mayas, zapotecas y teotihuacana fue la religión.
En este periodo tuvo lugar también una bifurcación de tradiciones en el área mesoamericana: una encabezada por Teotihuacan, y la otra por las ciudades mayas del norte. Tal diferenciación es visible sobre todo en rasgos centrales del complejo mesoamericano, como el calendario y los sistemas de escritura. Uno y otros fueron llevadas a su máxima complejidad en el Área Maya. De acuerdo con López Luján y López Austin (2001), si Teotihuacan, la ciudad más importante de la época, no desarrolló a fondo estos elementos culturales fue por el condicionamiento relativo al socio-político que privó en el Centro de México.


Representación de un prisionero. Procede de Toniná (Chiapas).
Lejos de lo que se suponía en buena parte de los primeros textos sobre las culturas del clásico, hoy se sabe que tanto Teotihuacan como los estados mayas fueron pueblos guerreros, aunque nunca al grado alcanzado por las culturas del Posclásico. La guerra parece ser un asunto central en la historia del Área Maya, como lo develan las estelas de la época y las representaciones iconográficas de escenas bélicas que se han descubierto en sitios como Bonampak y Toniná. En aquella región florecieron varias ciudades-estado hostiles entre sí. Por su lado, Teotihuacan no pudo haber llegado a ser el gran centro político y económico que fue sin hacer uso de la fuerza, como también lo atestigua la iconografía de la ciudad; aunque parece que las mismas dimensiones del poder teotihuacano libraron a la ciudad de hostilidades de otros Estados en competencia. Igualmente, Monte Albán se impuso en los Valles Centrales de Oaxaca.
por medio de acciones bélicas, según demuestran las estelas de conquista del Edificio J de esa ciudad.
El comercio jugó un papel importante como elemento de cohesión entre los mesoamericanos. Teotihuacan tuvo un papel importante como centro articulador de la mayor parte de los intercambios. Tras su colapso, la red comercial decayó también, tras lo cual surgieron centros regionales que no alcanzaron a tener la posición que había ocupado antes Teotihuacan.
Otro de los rasgos principales del clásico fue el urbanismo. Las ciudades eran cuidadosamente planificadas y trazadas. Las ciudades, además de ser centros administrativos y religiosos, fungieron como complejos productivos y nodos comerciales.
Como último dato, es necesario recalcar que en el clásico se ‘cristalizaron’ la mayor parte de las deidades del panteón mesoamericano, y que la religión ocupó un lugar importante en la estructura social como auxiliar del poder político. Presumiblemente, el clero monopolizaba el conocimiento de la astronomía, la matemática, la escritura y hasta el comercio y la política.
Existen textos mayas esculpidos y pintados, que se han identificado como cronológicos, astronómicos e históricos, aunque no son la fuente principal para el conocimiento de los mayas, pues están realizados en su compleja Escritura maya que aún está en proceso de desciframiento. El Clásico, que abarca del año.


El Periodo Romántico


El Romanticismo es la última gran época cultural europea. Comienza allá a finales del sigo XVIII y se extiende hasta mediados del siglo XIX. En Hispanoamérica se desarrolla más tarde.
El Romanticismo surge en Alemania como una reacción en contra del culto a la razón de la Ilustración.
Surge el liberalismo, término usado desde 1814, que caracteriza el sistema de creencias que se oponía al poder absoluto del Estado y la Iglesia. Libertad y progreso fueron las claves de la época.
El Romanticismo no es una actitud frente a la existencia con sentimientos de nostalgia y melancolía. De acuerdo a Víctor Hugo en el prefacio a Cromwell (1828), es la expresión literaria del liberalismo.

Rasgos típicos del Romanticismo en general:

El culto casi desenfrenado al "yo".

La idea de que el arte puede llevarnos más cerca de lo inefable. El anhelo de algo lejano e inaccesible dio pie a la añoranza de tiempos pasados, como la Edad Media, el Oriente, lo sepulcral y lo macabro.

Es un fenómeno típicamente urbano. Los artistas románticos son hombres jóvenes, estudiantes y de filiación antiburguesa. Lo curioso es que muchos de estos románticos dejaron de serlo después de los treinta años de edad para volverse burgueses y conservadores.

La añoranza de la naturaleza, la noción de la naturaleza como unitaria, lo cual condujo al panteísmo. De ahí la expresión "alma universal" o "espíritu universal". Todo es uno, uno es todo. En nuestro continente surge un interés renovado en la naturaleza americana, lo cual da lugar a inumerables viajes de expedición y exploración científica por parte de hombres de ciencia extranjeros. El más famoso de ellos es el alemán Alejandro Von Humboldt (1769-1859). Este interés en la flora, la fauna y la geografía americana desemboca en una fascinación con el pasado precolombino y con el indígena americano mismo.

El Romanticismo contribuyó a reforzar los sentimientos de identidad de cada una de las naciones, pues se interesaba en destacar las particularidades o "alma popular" de los pueblos (su historia, su lengua y su cultura). De aquí que los escritores se dedicaran a recopilar canciones y cuentos populares, como por ejemplo los hermanos Grimm. De aquí también que los precursores de las guerras de independencia fueran todos románticos.

El género literario por excelencia durante el Romanticismo es el cuento, junto con la poesía lírica.

El Romanticismo expresa el universo ficticio como una contradicción entre la descomposición del antiguo régimen político (el despotismo ilustrado) y su recomposición en un nuevo régimen (el liberal), y por lo tanto los rasgos estilísticos del modo de representación romántica son antitéticos. Las formas de contraste que emplea son: lo sublime vs lo grotesco; lo angélico vs lo demoniaco; civilización vs barbarie. El mundo presentado por el escritor romántico muestra una perfección generalizada

Según Picard, hay dos tendencias del romanticismo: la pasadista (europea) y la social. La pasadista tiende a exaltar el pasado con una nota de melancolía, retorno al individuo y un marcado escapismo a la Edad Media. En Hispanoamérica no existe la primera; la que predomina es la social; el narrador utiliza la literatura como instrumento de reforma social.

Para el escritor neoclásico, la función de la literatura es expresión de la sociedad con el fin de corregir los vicios y promover las virtudes; para el romántico es lo mismo, sólo que la idea que ambos escritores tienen sobre la sociedad es diferente. Para el neoclásico, la sociedad es el conjunto de comportamientos y normas abstractas y universales; para el romántico, sociedad es el conjunto de expresiones características de un pueblo, la expresión de su nacionalidad. El Romanticismo hispanoamericano evolucionó hacia un conservadurismo católico.

La materia del Romanticismo es el costumbrismo. Una vez que se apaga la sensibilidad romántica desaparece el costumbrismo.

*Existe una corriente sentimental en el Romanticismo hispanoamericano, representada por Jorge Isaacs, Ignacio Manuel Altamirano, Cirilo Villaverde, Juan León Mera, Bartolomé Mitre, José Mármol, Miguel Cané y Eugenio Díaz. Sus ficciones son historias de "amores contrariados" que esconden detrás de ellas los valores tradicionales y no permiten la alteración del mundo natural, la escala de prototipos raciales y de clases sociales, las cuales tienen su cúspide en el propietario (hacendado, estanciero) blanco católico.
EL MATADERO, DE ESTEBAN ECHEVERRIA. 1839
Echeverría nace en 1805, y representa a la primera generación romántica. Vive en Europa de 1825 a 1830 y entra en contacto con la literatura de Byron, Goethe, Schiller y el socialismo utópico de Saint-Simon.

En 1810 Argentina logra su independencia. Entre 1829 y 1852 Argentina, dividida por las pugnas políticas entre unitarios y federales, se ve gobernada por un tirano: Juan Manuel de Rosas. Rosas era federal de nombre, pero centralista en la práctica.

La "Asociación de Mayo" es un grupo de intelectuales preocupados por renovar los ideales de libertad auspiciados por la Revolución de Mayo (la Revolución de Independencia Argentina) y acallados por el gobierno de Rosas. Echeverría es el redactor del "Dogma socialista de la Asociación de Mayo", credo político de la asociación.

El proyecto de la Asociación de Mayo era el de conducir al progreso, o sea, a una vida de acuerdo a lo que ellos llamaban la "ley del ser". Para esto, contribuirían la "ley ideal", o sea, el cristianismo, y la "ley positiva", es decir, la operación de la ley ideal, así como un gobierno democrático ilustrado basado en las ideas de libertad, igualdad y fraternidad.

La idea de la emancipación del espíritu americano se encuentra en este documento. De acuerdo a Echeverría, América debe responder intelectualmente a su propia naturaleza, pero sin rehuir por ello las lecciones que pueda aprender de Europa.

El cuento es la trasposición literaria de la realidad argentina bajo el gobierno de Rosas. El matadero simboliza a Argentina; los carniceros, a aquellos individuos plebeyos y bárbaros que imponían el orden de Rosas.

El propósito político del texto es evidente desde las primeras líneas, en que el narrador hace un deslinde entre la historia como realidad y ficción. De acuerdo al narrador, lo narrado debe ser visto con la autoridad de una exposición histórica. Su relato es una denuncia de males reales y verificables por testigos presenciales; es un llamado a la acción para eliminar los males y poner fin al gobierno de Rosas.

La oposición política evidente en el nivel de la historia sugiere otra: la ciudad civilizada, manifestada por la presencia del personaje unitario, y la barbarie del campo; es decir, el régimen del matadero. En esto, el narrador se acerca un poco a la sensibilidad de los narradores naturalistas.


Periodo El Impresionismo

En 1874, un grupo de artistas organizo en Paris una exposicion independiente de cuadros, en un intento deliberado de conseguir para sus obras una salida al margen del salon oficial. Uno de los participantes, Claude Monet, expuso un cuadro que llevaba por titulo Impresión: Amanecer ; varias reseñas de la exposicion escogieron este titulo por considerar que reflejaba la caracteristica predominante de las obras alli expuestas, y un critico, Louis Lorey, titulo su reseña "La exposicion de los impresionistas". Si bien ninguno de los artistas empleaba de buen grado el nombre -se empleaba para describir cuadros de tipos muy diversos-, la denominacion hizo fortuna, y lo que habia nacido como una ocurrencia de la critica se transformo en el nombre de uno de los movimientos artisticos mas mas significativos de las postrimerias del siglo XIX.
Después de exponer "Impresión, amanecer" , Monet, fue el blanco de los críticos y el líder teórico del grupo que, como él, se preocupaba por transmitir su impresión. Definió las reglas de la nueva corriente.
Característica de su técnica, "Impresión, amanecer" muestra un conjunto de manchas cálidas donde destaca la luz mas intensa del sol mientras a penas se sugieren algunas siluetas de barcas.

        Resulta imposible encontrar una definicion para abarcar la gama de cuadros que suelen describirse con el termino "impresionismo"; sin embargo, el paisaje impresionista por excelencia tine ciertas caracteristicas identificables: es de tamaño relativamente pequeño e irregular en cuanto a la composicion, y por lo genreal en su mayor parte se realizaba al aire libre; sus colores son casi siempre brillantes y contrastantes, la pincelada libre e intuitiva. La discusion de estos factores, unida a una consideracion del impresionismo dentro de sus contexto historico y sobre el fondo del ambiente intelectual y social, nos puede llevar a definir la naturaleza y al alcance genuinos de este movimiento.
        El impresionismo se presenta como una prolongación del realismo. Nace bajo su influencia y adopta, como él, los temas de la vida cotidiana. Se situa en la cumbre de los estudios pictóricos sobre la luz que se vienen llevando a cabo desde el renacimiento, y propone cuadros luminosos en antitesis con los sepias consagrados por la tradición.
Los realistas mostraban aspectos serios de la sociedad. Los impresionistas lo hacen pocas veces aúnque magistralmente como en este cuadro de Caillebotte donde se estudia el trabajo de los carpinteros. Prefieren enfocar los momentos gratos de la vida como son los placeres: jardines, fiestas, restaurantes, paseos, baños...
La luz, alegre o agobiante, domina sus cuadros gracias al culto a los reflejos (agua, espejos), a la abundancia de colores claros y brillantes y a la casi ausencia de negros: fieles a los descubrimientos de Constable, trabajan a fuera cuando el tema lo requiere, y pintan las sombras a todo color. Como él, también tratan de capturar "el momento".
Estimulados por la ciencia, escogen no mezclar los colores en la paleta dejando el trabajo de fusión al ojo del espectador: usan colores puros que aplican uno al lado del otro en pequeñas pinceladas.
El resultado afecta la definición de las formas. Estas tienden a una desintegración que la burguesía contemporánea resiente como un ataque a sus valores.
La cercanía de la cámara fotográfica, por otro lado, justifica el esfuerzo de los impresionistas para salirse del estrecho marco de la representación a la vez que les abre nuevas...perspectivas: como ella, los pintores impresionistas buscan ángulos nuevos para capturar la vida, especialmente el espectáculo de la ciudad.
El impresionismo solo pretende transmitir la impresión del pintor. Es por lo tanto subjetivo, a la diferencia del realismo.
Contemporaneo de descubrimientos sobre el color y la visión, cambia los paradigmas tradicionales de la pintura respecto a ellos. Contemporaneo también de las primeras fotografías, questiona la importancia de la representación, las poses y la composición tradicional. Ademas, es marcado por la difusión de las estampas japonesas y por la economía que estas manejan en su tratamiento de la figura.
El impresionismo se manifiesta escasamente en la literatura y en la música. En cuanto a las artes figurativas, no se conoce una arquitectura impresionista y fuera de la figura asombrosa de Rodin o de la, menos famosa, del italiano Medardo Rosso, resulta difícil hablar de escultores impresionistas. El impresionismo se revela primeramente en la pintura.
Los pintores son numerosos y prolijos. Aúnque París sea la capital artística del fin de siglo, brillan también nombres extranjeros entre los de los innovadores y esto permite la exportación del movimiento. Otro aspecto importante: la fuerza de la corriente no logra ahogar el individualismo de los artistas.
Se consideran generalmente como iniciadores Manet y Monet.
Los siguen, entre otros,
Renoir,
Degas y
Toulouse Lautrec.
Eslabones hacía el futuro, vienen finalmente Seurat y Sisley, los puntillistas, y
Cezanne,
Gauguin y
Van Gogh.


El periodo expresionismo

El expresionismo fue un movimiento cultural surgido en Alemania a principios del siglo XX, que tuvo plasmación en un gran número de campos: artes plásticas, literatura, música, cine, teatro, danza, fotografía, etc. Su primera manifestación fue en el terreno de la pintura, coincidiendo en el tiempo con la aparición del fauvismo francés, hecho que convirtió a ambos movimientos artísticos en los primeros exponentes de las llamadas “vanguardias históricas”. Más que un estilo con características propias comunes fue un movimiento heterogéneo, una actitud y una forma de entender el arte que aglutinó a diversos artistas de tendencias muy diversas y diferente formación y nivel intelectual. Surgido como reacción al impresionismo, frente al naturalismo y el carácter positivista de este movimiento de finales del siglo XIX los expresionistas defendían un arte más personal e intuitivo, donde predominase la visión interior del artista –la “expresión”– frente a la plasmación de la realidad –la “impresión”–.
El expresionismo suele ser entendido como la deformación de la realidad para expresar de forma más subjetiva la naturaleza y el ser humano, dando primacía a la expresión de los sentimientos más que a la descripción objetiva de la realidad. Entendido de esta forma, el expresionismo es extrapolable a cualquier época y espacio geográfico. Así, a menudo se ha calificado de expresionista la obra de diversos autores como Matthias Grünewald, Pieter Brueghel el Viejo, El Greco o Francisco de Goya. Algunos historiadores, para distinguirlo, escriben “expresionismo” –en minúsculas– como término genérico y “Expresionismo” –en mayúsculas– para el movimiento alemán.1
Con sus colores violentos y su temática de soledad y de miseria, el expresionismo reflejó la amargura que invadió a los círculos artísticos e intelectuales de la Alemania prebélica, así como de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y del período de entreguerras (1918-1939). Esa amargura provocó un deseo vehemente de cambiar la vida, de buscar nuevas dimensiones a la imaginación y de renovar los lenguajes artísticos. El expresionismo defendía la libertad individual, la primacía de la expresión subjetiva, el irracionalismo, el apasionamiento y los temas prohibidos –lo morboso, demoníaco, sexual, fantástico o pervertido–. Intentó reflejar una visión subjetiva, una deformación emocional de la realidad, a través del carácter expresivo de los medios plásticos, que cobraron una significación metafísica, abriendo los sentidos al mundo interior. Entendido como una genuina expresión del alma alemana, su carácter existencialista, su anhelo metafísico y la visión trágica del ser humano en el mundo le hicieron reflejo de una concepción existencial liberada al mundo del espíritu y a la preocupación por la vida y la muerte, concepción que se suele calificar de "nórdica" por asociarse al temperamento que tópicamente se identifica con el estereotipo de los países del norte de Europa. Fiel reflejo de las circunstancias históricas en que se desarrolló, el expresionismo reveló el lado pesimista de la vida, la angustia existencial del individuo, que en la sociedad moderna, industrializada, se ve alienado, aislado. Así, mediante la distorsión de la realidad pretendían impactar al espectador, llegar a su lado más emotivo e interior.

El expresionismo no fue un movimiento homogéneo, sino de gran diversidad estilística: hay un expresionismo modernista (Munch), fauvista (Rouault), cubista y futurista (Die Brücke), surrealista (Klee), abstracto (Kandinski), etc. Aunque su mayor centro de difusión se dio en Alemania, también se percibe en otros artistas europeos (Modigliani, Chagall, Soutine, Permeke) y americanos (Orozco, Rivera, Siqueiros, Portinari). En Alemania se organizó principalmente en torno a dos grupos: Die Brücke (fundado en 1905), y Der Blaue Reiter (fundado en 1911), aunque hubo algunos artistas no adscritos a ningún grupo. Después de la Primera Guerra Mundial apareció la llamada Nueva Objetividad, que si bien surgió como rechazo al individualismo expresionista defendiendo un carácter más social del arte, su distorsión formal y su colorido intenso les hacen herederos directos de la primera generación expresionista.